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   Crear una vida que refleje tus valores y satisfaga tu alma es un logro poco común en una cultura que promueve incansablemente la avaricia y el exceso como la buena vida. Una persona feliz haciendo su propio trabajo es considerado generalmente un excéntrico, si no un subversivo. La ambición solo se entiende si es para llegar a la cima de alguna imaginaria escalera del éxito.  Alguien que tiene un trabajo poco exigente ,que le deja tiempo para dedicarse a otros intereses y actividades es considerado como poco fiable. Una persona que abandona una carrera con el fin de quedarse en casa y criar a los hijos se considera que no está a la altura de su potencial. 

   Se te pedirá que de mil maneras, algunas sutiles y otras no, que sigas ascendiendo y nunca estar satisfecho con el lugar donde estás, quien eres y lo que estás haciendo. Hay un millón de manera de traicionarte a ti mismo y te garantizo que oirás hablar de ellas.

   Concebir el sentido de tu propia vida no es fácil pero todavía está permitido y creo que serás más feliz a pesar de las molestias.

Bill Watterson 

Tyson James

   Una de esas personas que encuentras por casualidad en la red y te impresiona el estilo y claridad con que define su manera de ilustrar. 

Studio Ghibli

   Admiro a este estudio que nació tan humildemente. Es fascinante el vínculo que crean entre el ser humano y la naturaleza. Cada película es una enseñanza.

Instintos

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Vivo entre las letras
escondido de los números. 

Shinoflow


   

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   Cada vez aceleran más el tiempo. 

   Hubo una época en la que Agosto era Agosto y Septiembre, Septiembre. Hoy por hoy, ya es otoño a 30 grados para las empresas y la sociedad. Ya está todo inundado de lana y y forro, de plumas y algodón. En un mes seremos testigos de como los juguetes y las colecciones emergen de las sombras en docenas. Y en Marzo empezarán de nuevo a vendernos el verano.

   Es la sensación de estar en un bucle temporal del que eres partícipe a la fuerza. 

   Adelantan mis relojes y las estaciones. Roban tiempo como hacían los hombres grises en la novela de Michael Ende, ''Momo''.

   Las hojas de los árboles se caen presionadas.

  

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   Aquella noche deambulaba por la ciudad como si sospechara de su propia sombra. Se adentró en el entramado de asfalto mientras centelleaban las farolas a su paso. Las calles al mismo ritmo que la noche caía bajo sus pies.

   En ese instante, bajó unas escaleras que no estaban allí por casualidad. Transportaban al otro lado del mundo, a través de un monstruo.

   Se adentró en el metro. Aquel ser metálico le condujo por las entrañas de la ciudad en una suerte de vaivenes casi imperceptibles. Allí observó a personas sin rostro.